Feroz, le dices al espejo
cuando entras en la ducha.
Te bañas en tus dudas
te secas las tristezas
te adornas con tus sueños
te pones el coraje como traje
y te das la vuelta.
¡Al ataque!
Feroz, dice tu mirada
a aquel que se te cruza.
Las ganas de atravesar el cielo
las pusiste de corona en tu cabeza
después de arrancarte las espinas
que se te clavaron en los pies
por andar con tus sentimientos descalzos,
después de hacerte mil cortes en las manos
para convertir esas flores en realeza.
Feroz, dicen tus labios
que se parten en sonrisas
que le abren el pecho a los amigos
que le rompen los esquemas
a los extraños ignorantes.
Hace tiempo quebraste una copa
y con el cristal viste el futuro
al que le darás la vuelta.
Siempre que te levantas
te destapas el dolor propio
y te lo enjuagas dulcemente
para que puedan tocarte
todas las manos suaves
que llaman a tu puerta
dispuestas a girar el pomo
y verse ciegas.
Sin gloria, sin escudo,
a veces sin fuerzas ni ganas,
prometiéndote serte amiga y
no llegar a aquel futuro
que por posible tienes que destruir,
pues es peor que destruirte a ti misma.
Llegar a verte con los ojos bien abiertos
y decirte mal, muy mal,
llegar a verte y reconocer
lo que nunca quisiste ser.
Vas a quebrarlo y vas a ser valiente,
cambiarás en cada respiración
y descubrirás aquello que no pudiste imaginar.
Llegarás a un tiempo sin luchas a oscuras
sin dramas a solas, sin esquinas habitadas
por sombras lloronas.
El misterio te amparará
su intensidad eléctrica
te empapa ya.
Te miras al espejo.
Escuchas tu voz.
Estás creando algo mejor.
Y te miras al espejo.
Feroz.