Salen los astros,
te acarician las pestañas.
Escuchas el rugir del agua,
las risitas de los niños,
los gritos de tu espíritu libre
cabalgando en la orilla.
El viento te aparta el pelo café
mientras relames el sabor de la pinta.
¿A qué saben los besos que anhelas?
¿Serán de melocotón de nieve
y cerezos floridos de uvas?
¿Serán de tablas ibéricas a oscuras
y perfumes de medianoche con fuegos artificiales?
¿Serán de fritos de queso de naranja
y bailes chimey con frutas salvajes?
¿A qué saben los besos que deseas?
¿Serán de amapolas zumo de sandía
y salmorejo con apio en familia?
¿Serán de limón fluorescente de piscina
y crema de menta para la piel fina?
¿Serán de coco de palmeras soleadas
y Gin Tonic de rosas heladas?
¿A qué saben los besos que te darán?
¿A qué saben los besos que te ensoñarán?
¿A qué saben los besos que te quedan
por dejar en estos labios agrietados,
blandos y sin memoria ya?